Alcobendas: El concurso y sus secretos
Seguimos con las entradas dedicadas a Alcobendas.
Como ya dije en la anterior entrada, creo que ya conocemos los árboles presentados en el concurso. Por eso, siguiendo con los detalles, hoy nos vamos a parar en esas pequeñas pinceladas que hacen que una composición se te quede en la retina. Esas formas que atrapan al espectador y lo llevan a sumirse en el encanto del bonsai, a captar con su esencia y a dejarse llevar. Recibiendo toda la energía que el dueño ha querido plasmar en esa composición.
Me llamó mucho la conjunción entre la maceta y la madera muerta, llegando casi a tocar la mesa. Me impactó bastante esta conjunción entre lo vivo, lo muerto y salvaje y lo estricto de la mesa. Muchas cosas se vinieron a mi mente, pero esas me las reservo.
Animales mitológicos, guardianes del bonsai, espectantes de lo que les rodea. Los trazos de la madera en este árbol me recordaron eso, y parecía que te estaba permitiendo contemplarlo.
Y que decir del pino ganador, propiedad de Andrés Álvarez. Su refinamiento en la ramificación y esa madera, te transmitian vejez. Pero no vejez de edad, sino de sabiduría.
Colores...pequeñas pinceladas de vida que se abren paso entre las ramas desnudas, dejando entre ver lo que se avecina para la siguiente primavera. Luz al final del camino, esencia de vida...
Jugamos con la naturaleza y somos capaces de recrearla, que hasta los animales nos dan esa sensación de vida, de estar más allá de una sala de exposiciones...somos libres cuando conectamos con lo que observamos.
Podría tirarme horas enseñando fotos de esos detalles que me han marcado, que han conectado conmigo, pero creo que es hora de cambiar un poco la temática y no saturar con el tema de Alcobendas, aunque volveré más adelante a presentaros algunas entradas.
La siguiente entrada va dedicada a unos de esos animales que se pudieron ver en Alcobendas...los llamaremos "los conejitos viajeros".
Un saludo a todos!
0 comentarios
Gracias por participar en este blog! No dejes de hacerlo!