Mi gran amigo Jesús.
Si tuviese que definir a Jesús como aficionado al bonsai con una única palabra, esa sería constancia.
Jesús lleva ya muchos años en este arte, pero siempre le cuesta sacar un minuto de su tiempo para ponerse un rato con los árboles. Y no es que no le guste, todo lo contrario, le apasionan y sabe lo duro que es trabajar estos árboles y cuidarlos. Pero aún teniendo poco tiempo, logra sacar un par de minutos al día para dedicarse a sus pequeños y esa constancia, hace que no haya tirado la toalla en el camino y siga trabajando sus árboles y disfrutando de este arte.
Lo mejor de todo, es que yo tengo la suerte de contar con su amistad y aunque no solemos quedar todo lo que quisiesemos, siempre que tenemos ocasión pasamos un rato (aunque sean 20 minutos) en su casa o en la mía, bebiendo una cerveza o tomando un té y trabajando alguno de nuestros árboles. Pero sobre todo, disfrutando de ellos.
El otro día fué uno de esos días. Jesús vino por casa y le pedí que se trajese alguno de sus pequeñajos para meterle mano, y así hizo. A las 18:00, cuando ya no aprieta el calor, se presentó en casa y estuvimos un rato muy agradable trabajando uno de sus acebuches.
La próxima visita se hará esperar fijo, porque entre tus lios y los míos, se nos va el tiempo, pero seguro que será una gran visita!
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