Siguiendo el camino que nos marca el sendero, notamos que seguimos en el mundo oriental. De golpe y porrazo nos encontramos con nuestro siguiente jardín. Esta vez, nos hemos trasladado a Japón, y entramos en un espacio que emana paz y tranquilidad.

El único defecto, que las fuentes estaban fuera de servicio y faltaba el sonido del agua. Pero la fuente era un espectáculo.

 Y como todo buen jardín japonés, no podía faltar su espacio zen. Aquí me tiré sentado en el banco como 15 minutos, respirando, disfrutando de la energía que emanan estos sitios.

Bien, salimos de este remanso de paz y seguimos nuestro paseo. Y como en todo parque...columpios! Y como soy un poco "crio" me tengo que subir, porque si no, no sería yo! jajajaja.

Bueno, seguimos. El camino te da la elección de subir a una colina algo empinada para tener una vista de la amplitud del parque. Nosotros decidimos subir y disfrutar de las vistas. La verdad que sorprende como este pulmón verde está dentro de una ciudad como ésta, y lo más curioso, como los edificios más cercanos han sido diseñados de tal manera que no impacten visualmente con el parque. Un detalle, encima de este edificio se puede apreciar un mega columpio con dos figuras:

Al bajar de la colina nos encontramos este magnífico dragón tallado en madera. Fijaros el nivel de detalles. ALUCINANTE.

Una vez más llegamos a otro jardín. En este caso es un jardín pequeño. Creo, que se trata de algún homenaje o memorial, ya que únicamente se trata de esta escultura que atraviesas por su interior. Muy original.

Bueno...hasta aquí la segunda entrega de este fabuloso jardín. En breve os presentaré la última entrega, no por ello menos interesante. Espero que estéis disfrutando.