Hace unas semanas me dejó mi buen amigo Jesús un tocón de olivo en casa para que lo cuidase durante un tiempo y que hiciese con él lo que quisiese. La verdad que el material de partida no es el más adecuado para llegar a tener un árbol de calidad, pero lo importante en este arte es aprender y disfrutar durante el aprendizaje, así que me lo planteé como un reto.

El olivo es el típico "pie de elefante" con dos tocones sin movimiento ni gracia. El tamaño tampoco ayuda, por lo que tendremos que pensar en un cambio radical.

Lo que más me "molesta" son los dos tocones de madera muerta por donde se cortó el árbol antes de su recuperación y que decidí reducir e integrar en el diseño del árbol. Así que...manos a la obra:

Últimamente me estoy acostumbrando a trabajar la madera de manera manual. Me permite ver mejor las líneas que marca la madera y aunque sea más lento y difícil, es más divertido.

Tras varios días rebajando el tocón más grande, el resultado es el siguiente:

Toca descansar y en siguientes trabajos seguiremos rebajando tocones y dándole carisma, pero creo que a Jesús le va a gustar!